Creo que como a todos, mi ánimo se ha visto afectado con el “estallido social”. Hay días que amanezco positiva y pienso que lo que está pasando es necesario para lograr una sociedad que se preocupe del conjunto y no de unos pocos. En cambio,  hay días en que estoy más pesimista al ver que unos pocos vándalos (seguramente financiados por narcotraficantes) están literalmente quemando Chile, vulnerando el estado de derecho, el orden público y dejándonos prácticamente en una ley de la selva.

La seguridad será clave para que se pueda avanzar en las demandas de la ciudadanía. Sin embargo, en este punto poco podemos hacer por nuestra cuenta, individualmente, y debemos esperar a que el Gobierno actué. Es por este motivo que voy a centrar mi reflexión en lo que podamos hacer desde el mundo empresarial, respecto al primer punto, ya que si empezamos a actuar ahora el cambio puede llegar más rápido y es más fácil de implementar que cualquier ley o cambio en  la Constitución.

Ante que todo, creo que es importante reconocer que existe una crisis de confianza y esa es una de las causas de que hoy nos encontremos con millones de chilenos enrabiados, con millones de chilenos sin fe en el sistema, ni confianza en las empresas. Sé que me muchos estarán en desacuerdo y dirán que no debemos ser auto flagelantes, ya que las empresas son la causa principal del crecimiento de Chile, y concuerdo, el sector privado ha sido la base del crecimiento de los últimos años, con compañías que incluso se han internacionalizado, siendo un orgullo para nuestro país, pero debemos reconocer que, así como crecimos, una parte del empresariado dejó de cuestionarse el CÓMO se llega a los resultados.

No me voy a referir a los casos de colusión o corrupción, ya que eso no es abuso sino que delito con todas sus letras, pero si me quiero referir a los abusos del día a día y que son parte de lo que ha causado este gran “estallido”. Para que me entiendan bien y ser concreta, quiero dar algunos ejemplos cotidianos de una pequeña encuesta que hice entre mis conocidos de manera informal, la cual expuso los siguientes abusos: permitir el endeudamiento de gente que no tiene cómo pagar, call centers que te dejan esperando minutos interminables y finalmente desistes con el reclamo; compañías de seguro que tramitan devoluciones por meses, contratos con cláusulas abusivas, llamadas para vender lo que sea en horas insólitas y que te siguen llamando aunque uno diga que no quiere el producto o servicio; lo fácil que es contratar un servicio y lo difícil que es cancelarlo; trato distinto dependiendo quién sea el cliente, contratos poco transparentes o con exceso de letra chica, exceso de intereses, entre otros.

La lista expuesta es solo una parte de los abusos para los clientes, ya que hacia los trabajadores o proveedores nos podemos encontrar con otros ejemplos como: el ascenso por el contacto (el conocido pituto), trabajo en condiciones poco dignas, maltrato verbal a subordinados, burocracia excesiva, licitaciones hechas a la medida, órdenes de compra que se demoran meses en ser aprobadas, por nombrar algunos.

En mi experiencia, les aseguro que ninguna de estas prácticas se gesta en el directorio y que no hay ninguno que se reúna a planificar en cómo abusar el sistema. Sin embargo, la causa no está en hablarlo, está en NO hablarlo, en no pensar en el CÓMO lo estamos haciendo. En focalizarnos mes tras mes, en los KPI de ventas, ebitda y costos, y no preocuparnos en qué acciones tuvieron que realizar los mismos trabajadores de la empresa para llegar ahí. Muchas veces en esas mismas metas, están implícitos miles de abusos que se tendrán que cometer, y quienes los terminan cometiendo son seguramente los mandos medios de la empresa y sus dependientes.

Las señales son más importantes que nunca y los directorios tienen el deber de ser parte de la solución de este “estallido social”, y, como dije anteriormente, el empresariado puede concretar políticas que tengan beneficios inmediatos. En este mes, que estamos en época de presupuestos, veamos desde ahora, cuáles son las metas que vamos a exigir el próximo año, y de corazón, espero que seamos capaces de agregar muchos Kpis, que hablen más del CÓMO y no sólo del QUÉ.

Por Susana Sierra

Fuente: Revista Capital

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