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Un nuevo trabajo periodístico global dio a conocer una gran filtración de datos que revela que el banco suizo Credit Suisse guardó durante años, fortunas de personas ligadas a la corrupción de todo el mundo, entre ellos empresarios corruptos y violadores de los derechos humanos, por un valor conjunto de unos US$ 100.000 millones.

Durante meses, más de 163 periodistas de 48 medios de comunicación en 39 países, coordinados por la «Organized Crime and Corruption Reporting Project», analizaron los datos de unas 18.000 cuentas del banco suizo filtradas hace un año al periódico alemán Süddeutsche Zeitung por una persona no identificada.

Suiza es un destino conocido para el dinero de todo el mundo, en parte debido a sus leyes de secreto bancario. De hecho, no hay nada intrínsecamente malo en tener una cuenta bancaria en Suiza, sin embargo, los bancos deberían evitar a los clientes que ganaron dinero ilegalmente o estuvieron involucrados en actividades criminales, y los reporteros identificaron a docenas de funcionarios gubernamentales corruptos entre los titulares de cuentas de Credit Suisse.

Entre ellos destacan funcionarios acusados de saquear la riqueza petrolera de Venezuela y de acelerar el hundimiento del país en la crisis humanitaria; un jefe de espías de Yemen implicado en torturas; o los hijos de uno de los hombres fuertes de Azerbaiyán, que gobierna un territorio montañoso como si fuera su feudo privado.

Los datos de la filtración no se extienden hasta el día de hoy, aunque muchas de las cuentas permanecieron abiertas hasta bien entrada la década de 2010. Los años con más aperturas de cuentas fueron 2007 y 2008, y el 2014, el año de mayor cierre de cuentas, coincidiendo con la introducción de nuevas regulaciones en Suiza para intercambiar automáticamente información fiscal de clientes con residencia en el extranjero.

Cabe recordar que durante el año 2014 el Departamento de Justicia de EE. UU. (DOJ) multó a Credit Suisse con 2.600 millones de dólares por lo que describió como “una conspiración para ayudar a los evasores de impuestos de EE. UU.” Sin embargo, nadie fue a la cárcel, ni perdió ninguna licencia.

Según James Henry, economista y asesor de Tax Justice Network, explicó que la para los bancos que operan en Suiza pagar una multa es solo un error de redondeo” que transmiten a sus clientes, o algo que tratan como “un costo de hacer negocios”.

El sistema bancario suizo valora el secreto por encima de la rendición de cuentas, por lo que es propenso al mal uso. Los bancos suizos tienen un largo historial de aceptar malos clientes, desde los nazis hasta algunos de los peores dictadores autocráticos del mundo moderno. Se han comprometido varias veces, y de hecho han eliminado a muchas personas de su lista de clientes, pero en términos de transparencia, nunca es suficiente.

Producido por Webit Studios