Cuando abandonó el directorio de SQM en 2015, probablemente muchos creyeron que mantendría su distancia con la empresa pese a seguir siendo su controlador. Sin embargo, nos enteramos que está de vuelta: Julio Ponce y su hermano Eugenio están de regreso como asesores estratégicos de la minera,
aprovechando ese «vacío» que quedó del acuerdo con la CORFO y el correo electrónico permitía expresamente que Julio Ponce podía convertirse en asesor externo de la compañía.
Una burla para algunos, una falta de desprolijidad del acuerdo que sostuvo SQM con la CORFO según otros v una conclusión que nos permite decir que aparentemente la empresa no aprendió de sus errores en el caso Cascadas, ni del financiamiento irregular de política, ni de la multa de 30 millones de dólares que le cursó la SEC de EE.UU. Incluso estando con interventor de Estados Unidos, SQM juega con fuego y se arriesga a tomar este tipo de decisiones.
En un clima en que los empresarios están luchando por recuperar las confianzas perdidas, nos encontramos con esta idea que pareciera ir en contra de la corriente. Así al menos lo ratificaron empresarios que fueron exlíderes gremiales, que han aprendido la importancia de las buenas prácticas.
Eso no podemos desconocerlo, poco a poco se instala un cambio de paradigma y de crear conciencia en el sector privado. Acá son los empresarios los que deben mirar con ojos críticos ¿Cuál habrá sido la reacción de las otras empresas en las que ocupan cargos directivos miembros de la actual mesa de SQM?
Es cierto, sabemos que el regreso de los hermanos Ponce es legal pero la forma sí importa ¿Acaso no hay otras personas calificadas para ser excelentes asesores? SQM no puede darse el lujo de convocar a quienes le fallaron a la compañía porque necesita recuperar su reputación y si cree que ese es el camino está equivocada.
La gran lección de todo este episodio, es que las empresas, cualquiera sea su rubro, tamaño o facturación, deben subirse al carro de las buenas prácticas. Si no lo hacen, corren el riesgo de que el Estado siempre tenga que involucrarse -porque ya hay algunos que en este caso en particular ya están pensando en nacionalizar el litio- poniendo en jaque uno de los logros más relevantes de nuestro modelo económico: la propiedad privada.
Por Susana Sierra
Fuente: Revista Capital