Las empresas han experimentado una transformación sin precedentes en este mundo pospandemia, debiendo adaptarse, ajustar sus modelos de negocios, abrazar la digitalización, avanzar hacia la sostenibilidad y enfrentar el desafío de nuevas normativas. Pero estos cambios no tendrían éxito sin un gobierno corporativo eficaz que asegure la toma de decisiones responsable y transparente, que considere los intereses de los accionistas y las partes interesadas, y que guie a la empresa con una visión de largo plazo.
La gobernanza corporativa son las acciones que ayudan a la empresa a orientar su estrategia de negocios en concordancia con su entorno, fundamentada en valores y principios, además de un propósito claro. Y para que esta sea exitosa, no solo requerirá de líderes capaces de observar el entorno volátil y guiar a la empresa por ese camino, sino que deberá considerar otros elementos clave, como un directorio efectivo e idóneo; un sistema de compensaciones y remuneraciones que incentive el correcto desempeño colectivo e individual, más allá del mero logro de objetivos; una adecuada gestión de riesgos y manejo de crisis; un actuar en sintonía con los stakeholders que aumentará la confianza, disminuirá incertidumbres y mejorará la toma de decisiones; además de promover la ética y transparencia como factores esenciales de sus acciones.
Así, las compañías que cuentan con una gobernanza sólida están en una posición ventajosa en medio del dinamismo actual, ya que entienden y asumen su rol corporativo en la sociedad.
Para ejemplificar, y considerando un caso contingente, podemos mencionar la recién aprobada Ley de Delitos Económicos que, si bien ha generado preocupación en muchas empresas al modificar la Ley de Responsabilidad Penal de las Personas Jurídicas, debería dar tranquilidad a aquellas que han valorado y fortalecido su gobernanza. Esto, porque han implementado políticas y procedimientos para prevenir y detectar delitos, así como fortalecer una cultura de integridad donde prime no solo el cumplimiento de objetivos, sino el cómo se logran. En ese contexto, esta nueva normativa exigirá nuevos esfuerzos a las empresas, los que serán más fáciles de asimilar en aquellas que se han preocupado desde su gobernanza de evaluar constantemente su actuar pensando en su rol social, donde hacer las cosas bien es parte del corazón de la empresa, y no solo responde a nuevas exigencias o regulaciones.
Otro ejemplo, lo vemos ante los nuevos estándares de sostenibilidad que está exigiendo la Comisión para el Mercado Financiero (CMF) a través de la Norma de Carácter General N°461. Si bien en su primera etapa, 70 empresas emisoras de valores debieron reportar su Memoria Integrada 2022 incorporando sus acciones basadas en los criterios ESG (medioambiente, social y gobernanza), hubo 11 sociedades que lo hicieron de manera voluntaria, siendo seis de ellas filiales de sociedades que debían cumplir con la norma, además de cuatro bancos y una compañía de seguros de vida.
Esto es una gran noticia, pues significa que esas 11 empresas comprendieron desde su gobierno corporativo, que más que cumplir y responder a una normativa, tenían la oportunidad de incorporar la sostenibilidad en su estrategia como un beneficio de largo plazo, demostrando consecuencia entre lo que prometen y dicen ser.
Y si pensamos en dinamismo, no podemos dejar de lado la tecnología, que sí que está cambiando paradigmas y planteando nuevos desafíos a las empresas, quienes deberán explorarla entendiendo sus riesgos y sacando ventaja de sus oportunidades. Aquí nuevamente una gobernanza responsable es esencial, ya que los líderes deberán asegurar que el uso de innovaciones como inteligencia artificial sean utilizadas de manera positiva, ética, segura e informada, considerando la seguridad de las personas y de la organización.
La buena gobernanza es preocuparse de todo, en particular en una realidad en constante cambio. Por eso al integrar prácticas sostenibles y adoptar un enfoque de gobernanza robusto, las empresas estarán mejor posicionadas para enfrentar los desafíos, responder a las expectativas de la sociedad y restituir la confianza. Asimismo, les permitirá aprovechar las oportunidades en este nuevo entorno empresarial, donde la innovación y la toma de decisiones audaces y estratégicas, será la regla, y donde el CÓMO se hagan las cosas, será cada vez más esencial.
Por Susana Sierra
Publicada en La Tercera