Entrevista a Susana Sierra, CEO de BH Compliance.
La corrupción se tomó sin duda la agenda pública durante el año recién pasado. Entidades públicas, gobierno, empresas privadas, municipalidades, fundaciones y ONGs se vieron involucradas casi sin distinción en casos que terminaron situando a este problema al tope de las preocupaciones de los chilenos, según distintas encuestas. Para saber qué está pasando en nuestro país con este tema, cómo combatir la corrupción y qué se viene para este nuevo año 2024, conversamos con Susana Sierra, CEO de BH Compliance, expresidenta de Chile Transparente y miembro del directorio de AmCham Chile.
¿Qué opinas de lo que fue 2023 en materia de corrupción? Parece ser que fue el año con más casos de alto impacto público. ¿Será que Chile es hoy más corrupto que antes?
Efectivamente fue un año muy intenso, donde conocimos situaciones muy sorprendentes como fue el caso Audios, el fraude de las fundaciones e irregularidades y presuntos delitos en numerosas municipalidades de distintos colores políticos. Sin ir más lejos, La última encuesta Cadem mostró que entre marzo de 2015 y noviembre de 2023 la percepción de que en el país hay mucha corrupción aumentó 14 puntos, llegando al 84%, lo mismo que la encuesta CEP, donde un 73% de los consultados considera que muchas o casi todas las persona están involucradas en actos de corrupción.
Sin embargo, más que Chile sea un país con mayor corrupción que antes, lo que ha cambiado es que estamos conociendo situaciones que antes no salían a la luz pública, porque el foco noticioso estaba puesto en otro lado. Lo positivo de esto es que nos seguimos sorprendiendo con ellas y las sancionamos moral y legalmente. Nos sorprende e indigna que personas e instituciones no cumplan con las normas básicas y el sentido común de toda convivencia, que algunas empresas busquen sacar provecho de cada vacío legal y que el dinero siga siendo el fin sin importar el medio.
El día que nos dejen de sorprender este tipo de cosas, será el día en que podríamos decir que en Chile nos dobló la mano la corrupción. Actualmente nos importa y queremos seguir combatiéndola. Ese es el lado bueno.
Lo malo, sin duda, es la sensación de impunidad y la desconfianza que todo esto genera en la ciudadanía. Las personas están perdiendo la confianza en las autoridades, instituciones públicas y privadas, y eso no es bueno para ningún país. Ahora, tampoco es bueno el otro extremo, de creer que hay que tener una ley para todo.
¿Cuál es el caso qué más te impactó en 2023?
Para mí el caso Audios fue el más impactante, pero yo creo que fueron muchos los que se sorprendieron e indignaron. Escuchar esa conversación de boca de sus propios protagonistas fue algo que no olvidaremos en un buen tiempo. El descaro para hablar acerca de coimas como si fuera algo más que habitual, como si fuera la manera más eficiente de llevar sus negocios, algo totalmente validado y legítimo -aunque no legal- en sus mentes… El tono no era de alguien que cometía un delito, sino de un grupo que se sentía orgulloso de sus prácticas “eficaces” a largo de los años. Fue algo que sorprendió y avergonzó a muchos. Sumado a eso es que involucró a personas muy influyentes, altamente preparadas, al mundo privado y público, mujeres y hombres… es el caso más transversal de corrupción que yo recuerde en muchos años.
¿Cómo debemos trabajar a nivel país para ir reduciendo nuestro nivel de corrupción?
A principios de diciembre el Gobierno presentó más de 200 medidas anticorrupción, una Estrategia Nacional de Integridad Pública en reacción a la gran cantidad de casos impactantes que se dieron a conocer durante los últimos meses. Sin embargo, y aunque me parece muy bien que existan medidas y dejemos cada vez menos vacíos legales, creo que lo más importante es perfeccionar los controles.
La corrupción siempre va a existir, más allá de que se dicte una ley que diga que no puedes robar, los casos que hemos conocido muchas veces son directamente un delito. Lo vimos en el caso Audios, donde los protagonistas reconocían que estaban protagonizando uno, entonces el control para detectar esto a tiempo es fundamental.
Otro ejemplo que muestra que estamos fallando en este punto es el caso Convenios. El fraude en los traspasos de recursos públicos desde el Gobierno a fundaciones que no reunían el más mínimo requisito para ello debió detectarse en la primera situación, pero no fue así y esto siguió pasando hasta que fue denunciado por un medio de comunicación y al poco tiempo constatamos que en casi todas las regiones pasaba lo mismo.
La Contraloría cumple un rol importante en todo esto, pero no tiene la capacidad para estar encima de todo y ser el único fiscalizador. Deben existir controles internos en cada institución, al igual que en una empresa la responsabilidad va escalando en los niveles directivos, en temas de corrupción también se deben tener controles cruzados respecto a qué pasa con los dineros.
Está bien que existan las medidas, pero además muchas veces son cosas de sentido común, es decir, si existe un conflicto de interés en un negocio o en algún puesto importante, debe quedar de manifiesto la inhabilidad de esa persona para involucrarse situaciones u otros puestos relacionados al mismo tema. Entonces definitivamente el control es nuestra mayor debilidad. Pasa el tiempo, sacamos medidas nuevas, leyes y luego nos olvidamos, dejamos de tener controles cruzados y cuando nos cegamos, es cuando realmente ocurre. El corrupto aprovecha el momento cuando nadie está vigilando y se siente tranquilo para actuar.
¿Cómo crees que se viene este 2024 en materia de corrupción?
Me gustaría pensar que durante 2023 aprendimos algo, pero la verdad es que lo veo difícil. Creo que durante este 2024 conoceremos más casos, lo que insisto no es del todo malo, porque significa que alguien está haciendo bien el trabajo en materia de investigación. Conoceremos más detalles del caso Audios, porque aún queda mucho paño por cortar en ese tema. Hay muchas querellas cruzadas y veremos si realmente se sanciona cómo se debería, además del resto de quienes aún quedan por caer.
En términos de desenlace también tenemos el caso Convenios, que está en manos de la justicia. ¿Habrá prisión efectiva para los involucrados? ¿Se hará una limpieza real en esas y otras instituciones? Aún no lo sabemos.
Lo mismo con las municipalidades. Es muy ingenuo pensar que no existen más situaciones de corrupción en otras comunas que no han salido a la luz pública. Creo que lo que ha sucedido encendió una alarma de fiscalización y se irán dando a conocer con el pasar de los meses de este año, tanto de gestiones actuales como de alcaldes que ya no están en ejercicio.
¿Cuál es la imagen internacional que se tiene de nuestro país en materia de corrupción?
Afortunadamente, todavía nos ven de una buena forma. Cuando se habla de corrupción, Chile no es de los primeros pases que se vienen a la mente. Sin ir más lejos, en el último Índice de Percepción de la Corrupción, difundido por Transparencia Internacional a comienzos del año pasado, Chile se ubicó en el puesto 27 entre 180 países -del menos a más corrupto- y en América Latina sólo somos superados por Uruguay. Una posición que objetivamente no es mala, pero que tampoco muestra señales de que estemos avanzando, porque es la misma del año anterior y el Transparencia Internacional lo atribuyó a que el país no está priorizando la lucha contra la corrupción. Eso es un llamado de alerta que no podemos ignorar. Seguimos teniendo menos corrupción que nuestros vecinos, pero estamos en un punto de inflexión.
Fuente: Amcham