El Centro Presidencial George W. Bush publicó esta semana un análisis del contexto del Triángulo Norte y cómo la delincuencia, corrupción y un estado de derecho débil ha afectado los índices económicos de Guatemala, Honduras y El Salvador. Haciendo uso del Sistema de Puntuación de Competitividad Global del Instituto Bush, se determinó que los tres países están ubicados abajo del 45% de competitividad.
“Hemos examinado los efectos de la delincuencia, la corrupción y las instituciones débiles en los resultados económicos de El Salvador, Guatemala y Honduras. El indicador del sistema jurídico y los derechos de propiedad del sistema de puntuación, que mide la eficacia y la integridad del gobierno de un país, demuestra que los tres países se ubican en el quintil inferior”, resalta el texto.
El Centro Presidencial describe cómo en la región del norte de Centroamérica las élites arraigadas e incluso las organizaciones delictivas logran evadir el enjuiciamiento gracias a los sistemas corruptos de Guatemala, Honduras y El Salvador. En el índice de Percepción de Corrupción Guatemala y Honduras se ubican entre los países más corruptos del mundo, el primero con una posición de 149 entre 180 naciones y el segundo en el puesto 157; El Salvador se establece en la posición 104.
Para el instituto es evidente cómo los sistemas jurídicos del Triángulo Norte se ven obstaculizados por la corrupción del sector público, asimismo, explica que existe una fuerte relación entre el desempeño de una nación en el indicador del Sistema Jurídico y el PIB per cápita, el cual se utiliza para calificar el nivel de vida de la población.
“Esto demuestra que las naciones con sistemas jurídicos débiles a menudo luchan por promover la inversión necesaria para hacer crecer sus economías y mantener un alto nivel de vida para sus ciudadanos. El Salvador, Guatemala y Honduras tienen cada uno un PIB per cápita inferior a 10.000 dólares de los EE. UU. El PIB per cápita de los Estados Unidos supera los 65.000 dólares”, subrayó el Centro Bush.
Los índices negativos no solo se deben a la coyuntura actual, pues el estudio revela que cada país ha visto un preocupante descenso en su puntuación durante los últimos 10 años. Guatemala ha disminuido del 29 al 18 por ciento y Honduras del 20 al 15 por ciento. La caída de El Salvador fue la más dramática; el país cayó del percentil 41 en 2010 al percentil 16 en 2020.
Adicionalmente se encontró que El Salvador, Guatemala y Honduras se ubican bajo el decil más bajo en cuanto a medidas relacionadas con la seguridad en el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial. El índice del Foro Económico puntualiza una falta de seguridad, altas tasas de homicidios y la omnipresencia de la delincuencia organizada en la región.
Los datos antes mencionados crean un ambiente de inseguridad y violencia, el cual trae consigo un desaliento por parte de inversores extranjeros, que a su vez impide el desarrollo de oportunidades para los pobladores. Ante la carencia de oportunidades en sus naciones, los habitantes se ven en la necesidad de migrar para buscar mejores medios de vida, destacan.
“Más allá de las amenazas obvias a la seguridad personal, la delincuencia y la violencia tienen repercusiones económicas. Cuando una ciudad o barrio no es segura, las empresas tienen dificultades para atraer clientes y empleados. Las entidades legítimas se enfrentan a la extorsión persistente de actores ilícitos, como las pandillas”, describe el Centro Presidencial George B.
Según el informe, en las naciones con bajos niveles de seguridad y altos niveles de corrupción, los dueños de negocios a menudo sienten que deben soportar el costo total de proteger sus activos o ser obligados a pagar sobornos a funcionarios gubernamentales o pandillas locales a cambio de permisos para operar.
El panorama que cualquier país debería ofrecer a las empresas locales y extranjeras es uno donde se garanticen las patentes, las incorporaciones comerciales, las resoluciones de disputas y los procesos adecuados de seguridad. Cuando estas protecciones no existen, se vuelve más riesgoso para las empresas operar y los incentivos para la innovación y el crecimiento económico son eliminados.
Fuente: La Hora