Hace un mes, Susana Sierra, fue elegida para formar parte del directorio de Chile Transparente debido a su gestión generando conciencia sobre las buenas prácticas empresariales. Paralelamente dirige una empresa en el área de prevención de delitos económicos y es la directora de Fundación Independízate, creada para impulsar pequeños emprendimientos.
Susana (34) no posee el estereotipo de mujer empresaria de carácter fuerte y dominante. Ella mantiene su estilo amable mientras explica cómo ha ido construyendo su carrera en Chile y Latinoamérica.
A pesar de ser una mujer exitosa, hasta los 14 años los estudios no eran su fuerte. Su caso demuestra la importancia del rol de los profesores para desarrollar formas atractivas de enseñar los contenidos. “Me iba pésimo, iba a repetir séptimo básico, pero luego tuve un excelente profesor de matemáticas y gracias a él me comenzó a ir bien en ese ramo”. Su pasión por esta área la llevó a estudiar Ingeniería Comercial con el sueño de crear su propio emprendimiento algún día.
Ese momento llegó el 2011 a través de dos caminos distintos. Tiempo atrás, Susana había dejado su cargo en una multinacional. “Era todo demasiado estructurado. Es muy bueno para gente que quiere hacer carrera en la empresa, pero yo quería emprender en algo relacionado al turismo porque me encanta viajar”, explica.
Impulsando la independencia
Sus planes cambiaron cuando impartió un curso de creación de empresas en la Universidad Católica. Cada vez se fue introduciendo más en el mundo del emprendimiento y comenzó a interesarse en las razones por las que fracasaban algunas personas en su iniciativa. “Me fijé que existen tres categorías de emprendedores: los innovadores, los emprendedores de tipo social y los que estudiaron una carrera técnica o profesional. Los primeros necesitan plata para ejecutar y difundir sus ideas, los segundos no buscan crecer y los últimos fracasan porque se centran más en el producto que en hacer empresa y en su caso el costo de emprender en vez de seguir trabajando en otro lado es muy alto. Así que decidí enfocarme en ellos”.
Bajo esta premisa decidió poner a disposición de los emprendedores el conocimiento de los alumnos de Ingeniería Comercial. “Hablé con la universidad, les dije que sería un curso optativo muy bueno para alumnos de 5to año. De esta forma el alumno aprende haciendo y se genera un doble impacto”. Las asesorías consisten en darles herramientas, apoyo estratégico y ayuda en la construcción del plan de negocios.
Así nació Fundación Independízate, organización que ha permitido a los emprendedores que acuden a la institución, aumentar 180% sus ventas. “Gracias a las capacitaciones hemos creado más de mil empleos a través de nuestros emprendedores”, afirma Susana. Este modelo se ha expandido, el curso optativo ya se encuentra en tres universidades y actualmente la fundación está implementando una segunda etapa dirigida a los negocios con más potencial entre los que recibieron la primera asesoría. “Seleccionamos a un grupo de emprendedores y les asignamos un consejo asesor de tres miembros. De esta forma, si antes aumentaron sus ventas en un 180%, la idea es lograr incrementarlas en un 1000%”.
Creando cultura empresarial
Paralelamente a la creación de la fundación, Susana se hizo cargo de un nuevo desafío. Junto a su padre dirige BH Compliance, empresa que surge porque el 2009 se creó en Chile una ley que hace responsables a las empresas por los delitos que cometen sus empleados y, por lo tanto, les exige tener modelos de prevención. Su empresa certifica esos modelos.
Con dos hijos, una fundación y una empresa familiar, Susana no se detiene. Sin ir más lejos, recién había tenido a su segunda hija cuando explotó el caso La Polar. “Estaba en la clínica y me puse a llamar por teléfono apenas me enteré, porque antes de que se conociera este caso, los dirigentes de las empresas me decían que era imposible que pasara algo así. A partir de ahí, algunas empresas empezaron a tomar más conciencia. Sin embargo, se habla mucho de que hay malas prácticas, de sacar leyes, pero también es muy importante la autorregulación de las organizaciones”.
Esa es la razón por la que Susana ha llevado su gestión como difusora de las buenas prácticas empresariales mucho más allá de su rol como socia de BH Compliance. “Me enfoqué en crear conciencia, el 95% de las cosas que hago no conllevan recompensa monetaria, porque no estoy pensando en ganar plata ni hacerme millonaria, sino en crear una cultura de ética en las organizaciones. Si a mi empresa le va bien gracias a eso, mejor, pero no estoy pensando en eso cuando hablo”.
Internacionalizando el modelo
Durante los últimos tres años se ha ido convirtiendo en líder de opinión en el tema. El 2014 fue invitada por la Cámara de Comercio de Perú para explicar la situación chilena y expuso en el Congreso, donde se estaba discutiendo una ley similar a la que se promulgó en nuestro país. También estuvo presente en el Congreso sobre lavado de activos que se realizó en Panamá y en febrero de este año la invitaron a exponer en Colombia. Incluso está escribiendo un libro, junto a a Tamara Agnic, sobre prevención de la corrupción y malas prácticas que se publicará en septiembre. “Se basa en entrevistas a personas del ámbito público y privado, directores de empresas y políticos de todos los sectores. De esas entrevistas después se realiza un análisis de lo que viene a futuro”, comenta.
Susana cree que la clave para su éxito como empresaria y líder se basa en la perseverancia y pasión con la que se avoca a su trabajo, hacerse cargo de los proyectos y dar ese paso necesario para llevarlos a cabo. “Nadie va a estar dispuesto a hacerse cargo por uno. Por eso hago muchas cosas y recién ahora estoy aprendiendo a dejar algunas de lado. No me doy tiempo de ir a la peluquería, de hacerme las uñas, pero cada cosa que hago me gusta y realmente creo que estoy causando un impacto. Quiero dejar huella”.