Se acerca un nuevo proceso electoral, uno bastante atípico, que se realizará de forma inédita en dos días y en el que además elegiremos por primera vez gobernadores regionales y constituyentes, además de alcaldes y concejales. Será una papeleta larga, en la que seguramente no conoceremos todos los nombres de quienes allí figuren, y justamente ante esta realidad, se hace fundamental que votemos informados.
Constantemente nos quejamos de las autoridades porque no cumplen con nuestras expectativas, porque los operadores políticos se toman espacios donde se necesitan expertos, porque existe nepotismo, corrupción y falta de transparencia, entre otros temas. Sin embargo, la ciudadanía tiene el poder de elegir y está en nuestras manos el votar conscientes e informados por candidatos y candidatas que destaquen por un actuar de probidad, que no cuenten con condenas ni que tengan causas judiciales pendientes, porque la memoria es frágil y puede jugarnos una mala pasada.
Hace algunos años conocimos los escándalos en torno al financiamiento ilegal de la política, que marcó un antes y un después en la percepción de los chilenos respecto a la corrupción. Si antes se pensaba que solo se trataba de hechos aislados, la venda se cayó de nuestros ojos cuando vimos desfilar una serie de casos en los medios de comunicación, que coparon portadas y titulares, pero que con el tiempo quedaron en el olvido. Y así, poco a poco nos acostumbramos a ver nuevos casos, siendo Itelecom el último gran escándalo, en el cual se investigan 22 municipios y que nos demuestra que no existen límites para defraudar y cometer ilícitos. Este caso está en investigación y seguimos conociendo nuevos antecedentes que involucran a alcaldes y concejales de distintas municipalidades del país y que fueron elegidos por nosotros mismos.
Esos casos ya emblemáticos que ocurrieron hace algunos años mermaron la confianza de los chilenos, en especial porque vieron que no pesaron grandes penas sobre sus protagonistas, marcando aún más la desigualdad que nos aqueja como país. Y esto, a su vez, fue uno de los factores que ayudó a desincentivar el voto, primando la idea de que votar es perder el tiempo, porque “para qué voy a ir a votar si son todos iguales” o “siempre ganan los mismos”. Pero la verdad es que no hay forma de hacer cambios si no votamos y, mejor aún, si lo hacemos de manera responsable.
Así, hoy vemos cómo Gustavo Hasbún es candidato a la alcaldía de Estación Central, aun cuando sigue siendo investigado por el Ministerio Público como imputado por los delitos de cohecho y tráfico de influencias en el caso de coimas en el MOP de La Araucanía. Si bien la investigación está en curso, lo mínimo es que esperemos a conocer qué dicta la justicia.
Lo mismo ocurre con el exdiputado Hugo Gutiérrez, quien pretende alcanzar un escaño en la Convención Constitucional, cuando no fue capaz de asistir a la audiencia de formalización por los delitos de amenazas a la autoridad y omisión de cooperación pública cuando confrontó a la Armada durante una fiscalización en Iquique, y quien consciente de la situación, se excusó de no haber sido notificado.
El caso de San Ramón es mucho más grave e involucra al narcotráfico, donde incluso el actual concejal y candidato a la alcaldía de esa comuna, Gustavo Toro, denunció amenazas de muerte de parte del círculo cercano al alcalde Miguel Ángel Aguilera, quién va a la reelección. Es importante conocer qué dice la Fiscalía en relación a este hecho, porque en plena democracia no se puede permitir este tipo de amedrentamientos.
Estos ejemplos nos dan luces de la importancia de informarnos antes de elegir, porque el voto es una responsabilidad ciudadana, un aporte a la democracia y una oportunidad de recuperar la confianza incluso en nosotros mismos.
Si ya somos conscientes de que la corrupción existe en Chile, seamos parte de la solución, y así como es importante denunciar cuando se conocen hechos irregulares, es importante evitar que cargos de elección popular sean ocupados por personas que se han visto involucrados en estos o que tienen causas pendientes. Hoy necesitamos creer y para eso necesitamos representantes que no solo levanten las banderas que nos identifican, sino que también actúen en concordancia a la ley y con estándares mínimos de ética y transparencia.
Por: Susana Sierra