Cuando en las empresas no existe coherencia entre lo que se dice y se hace, o se definen a través de acciones marketeras que no sienten ni piensan, tarde o temprano la verdad sale a la luz.
Hoy más que nunca cobra valor el ser y parecer y, para lograrlo, no basta con voluntad o enarbolar las banderas de moda. Es necesario tener muy claros los valores y el propósito de la empresa, sobre todo, porque estamos viviendo un panorama cambiante e incierto, donde la tónica será adaptarse, pero con convicción y no por eslogan, mediante un trabajo alineado y colaborativo.
Los criterios ESG (medio ambiente, social y gobernanza) son un muy buen primer comienzo para que las empresas se adapten a los cambios, pero, para mantener la esencia en estos, será necesario tener muy clara su letra G, es decir, su Gobierno Corporativo, ya que si no tienen claro su propósito, por qué existen y cuál es su valor, divagarán en la búsqueda de soluciones momentáneas, lo que puede derivar no solo en la pérdida de foco y de objetivos de corto plazo, sino también en malas prácticas para lograrlos, lo que a la larga llevará a la muerte de la empresa.
Cuando hablamos de sustentabilidad, lo primero que pensamos, es en lo “verde”, orientando tácticas a lo medioambiental, la huella de carbono, el cambio climático, etc., lo que está bien. El problema viene cuando esas estrategias no van a alineadas con el propósito de la empresa, porque lo más probable es que no los lleve a ningún lado.
Por estos días, el banco HSBC está lamentando la intervención de uno de sus directivos, en una conferencia de Financial Times, quien a través de la presentación titulada “Por qué los inversionistas no deben preocuparse por el riesgo climático”, criticó a la industria financiera por mostrar demasiada preocupación por el cambio climático, bajándoles el perfil a los anuncios “apocalípticos” –según dijo– sobre sus efectos en el mundo. Y si bien el banco suspendió al directivo y está realizando una investigación interna, sus dichos –como representante de HSBC–, afectan directamente a la compañía, aunque efectivamente esta rechace lo expresado por su funcionario. De hecho, desde Financial Times afirman que, tanto el título de la conferencia como los mensajes, fueron acordados con la entidad semanas atrás. Entonces, cabe dudar sobre la real convicción del banco en la materia.
La G es la menos popular de las letras del ESG y la más importante. Es la columna vertebral del negocio y, si no la tenemos clara, si no contamos con un buen gobierno, simplemente no seremos sostenibles, ni consistentes con nuestro actuar, ni podremos anticipar riesgos y menos sortearlos con éxito, aun cuando tuviéramos la E y la S muy bien implementadas. Debemos entender que teniendo clara nuestra gobernanza, podremos responder a las necesidades del futuro y no solo las del momento.
Para avanzar en esta línea, es necesario escuchar, mirar más allá del negocio, analizar los riesgos presentes y futuros, incluidos los del entorno, así como los desafíos del mundo, entre los que se cuentan las consecuencias de la guerra, la digitalización, el cuidado del medio ambiente, la protección de los datos, garantizar buenas prácticas y transparencia, entre otros. Las empresas deben ser capaces de revisar cómo serán sostenibles en su nuevo “ser”.
También es importante considerar que la sostenibilidad no es solo para las grandes empresas, y que las excusas de que conllevará mayor tiempo y recursos (humanos y económicos), no valen, si se piensa que un modelo de negocios que se plantea desde un inicio con una visión de futuro y una G clara, más bien tendrá ahorros.
Cuando hablamos del rol de la empresa en la sociedad, es este, entenderse en el ecosistema en el que se desenvuelve, donde no es una isla, sino parte de una cadena donde sus decisiones pueden afectar o beneficiar al entorno, y que pensar en los cambios de manera disruptiva y abrazar las innovaciones, en vez de temerles, podrá ayudar a ser más eficientes y sustentables.
Los invito a sumarse al movimiento por la G, a ser conscientes como empresa de que, si no empezamos con la G, todo lo que hagamos no será sostenible en el tiempo. Es la única forma de ser coherentes entre lo que decimos y hacemos, entendiendo que esta será la vara con la que nos medirán. Por lo mismo, los “ESG”, ¡deberían pasar a ser GSE!