Todos en el país tenemos una responsabilidad para que la sociedad sea cada vez más justa. Con esto, quiero decir que debemos ser más conscientes y responsables respecto a las acusaciones que hacemos públicas.¿Cómo afecta a una empresa si las acusaciones son falsas? o ¿La justicia sería capaz de encontrar todas las evidencias de los casos?
Ahora que somos mucho más conscientes de la corrupción y de los casos que han ocurrido en nuestro país -en el sector privado y público-, cada vez nos parece más normal, incluso nos hemos acostumbrado, a ver empresas, políticos y personas naturales, siendo juzgadas por la prensa y opinión pública, antes de que se realice un proceso formal, necesario, para esclarecer los hechos.
Un ejemplo de esto, es la denuncia que recientemente presentaron en la Fiscalía Nacional Económica (FNE), y paralelamente por la prensa, dos diputados contra dos aplicaciones de despacho de última milla, por repartirse el mercado entre ellos. En caso de ser cierta la acusación, es una acción grave que afecta a los consumidores directamente, para lo cual la FNE tendrá que investigar si es que realmente ocurrieron ese tipo de acciones.
Dicho esto, resulta inverosímil que dos miembros del Congreso, encargados de velar por el cumplimiento de las leyes e instituciones, dieran declaraciones públicas, antes de un debido proceso.
Es positivo -y siempre lo ha sido- que las personas denuncien hechos ilícitos, para que las entidades correspondientes investiguen en profundidad cada acción. Sin embargo, si se hace público antes de que se haya comenzado a investigar, es negativo para todos, ya que , en caso de ser verdad la denuncia, las empresas enjuiciadas podrán borrar o eliminar todo tipo de evidencias, y en caso de ser falsa, se afecta la reputación tan preciada y que cuesta tanto construir. Entonces, ¿porqué realizar las denuncias públicamente y no de manera privada para que las investigaciones no se vean entorpecidas?
Todos debemos recordar, que el respeto a la institucionalidad es clave para que tanto el sistema económico y la democracia persistan.
Todos en el país tenemos una responsabilidad para que la sociedad sea cada vez más justa. Con esto, quiero decir que debemos ser más conscientes y responsables respecto a las acusaciones que hacemos públicas. ¿Cómo afecta a una empresa si las acusaciones son falsas? o ¿La justicia sería capaz de encontrar todas las evidencias de los casos?
No me quiero detener en esta oportunidad en si una empresa, persona o institución, es culpable o no. Me gustaría que todos entendiéramos que las investigaciones, cuando son privadas y se realizan como corresponden llegan a conclusiones acertadas.
A pesar de los últimos escándalos de nuestro país, nuestras instituciones son sólidas, por lo que tenemos que confiar en ellas y en su trabajo. Según un informe mundial sobre la capacidad de compartir la corrupción (The Capacity to Compact Corruption), del 2019, se considera a Chile como el país con mejor percepción en temas de anticorrupción en Latinoamérica, gracias a su capacidad legal, por su democracia e instituciones políticas, medios de la sociedad civil y el sector privado. Somos un país que trabaja arduamente en contra de la corrupción y debemos mantenernos así. Uno de los puntos clave para ello, es dejar que los organismos competentes realicen su trabajo como corresponde para enjuiciar de manera idónea, antes de culpabilizar públicamente.
Es más fácil encontrar culpables o la verdad de los hechos si se mantiene la confidencialidad durante el proceso, ya que es clave para llevar adelante, de manera integra, los litigios, esclareciendo cualquier situación irregular.
Aunque, probablemente, la corrupción nunca va a dejar de existir, debemos tener claro que nosotros si podemos aportar. Debemos tomar cartas en el asunto. En primer lugar, como ciudadanos todos podemos realizar denuncias de manera anónima cuando tenemos pruebas fehacientes de que se están cometiendo ilícitos. Esto, en consecuencia, derivará en una investigación que juzgará en caso de ser necesario.
Hago un llamado a que dejemos nuestros intereses personales de lado y nos enfoquemos en lo que realmente necesita la sociedad. Sobre todo, autoridades que marcan pauta con sus ideas y declaraciones.
Por Susana Sierra