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En octubre próximo, Brasil decidirá quién será su próximo Presidente, y todo indica que el balotaje se definirá entre el actual Presidente, Jair Bolsonaro y el expresidente (2003- 2011) Luiz Inácio “Lula” Da Silva, pues ambos concentran el 75% de la intención de votos según las encuestas.

Hace unos días, bajó su candidatura presidencial el exjuez y exministro de Justicia, Sergio Moro, quien figuraba como tercer favorito en las encuestas. “Seré un soldado de la democracia para recuperar el sueño de un Brasil mejor», señaló al anunciar su decisión. La renuncia de Moro se dio a conocer el mismo día en que oficializó el cambio del partido derechista Podemos a Unión Brasil, bloque de centro-derecha.

Recordemos que Moro se hizo popular como juez por conducir los casos de corrupción de la Operación Lava Jato y llevar a prisión a Lula por dos condenas que luego fueron anuladas por la Corte Suprema, que en otro proceso posterior, declaró que Moro actuó de forma «parcial» al juzgar al exmandatario.

Así, la carrera por el sillón presidencial en Brasil sigue su curso con Bolsonaro y Lula a la cabeza, demostrando la polarización del país.

Entre las últimas novedades, Lula dio a conocer su acercamiento con la centro derecha, presentando a Geraldo Alckmin como su fórmula vicepresidencial, lo que resultó una sorpresa para muchos brasileros, y que aún no convence al ala más izquierda del partido de los Trabajadores (PT) del expresidente, a pesar de sus justificaciones donde señala que «necesitamos la experiencia de Alckmin y mi experiencia para arreglar Brasil».

Pero sin duda, uno de los temas que preocupa a los brasileros y que debería ser tema en esta campaña, es la corrupción. De hecho, el último Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional, ubica a Brasil por debajo del promedio mundial con 38 puntos y en el puesto 96 de 180 países.

Durante la pandemia se conocieron diversos escándalos como supuestas irregularidades en la adquisición de vacunas o en la construcción de hospitales de campaña, que llevaron a Bolsonaro a ser cuestionado a nivel mundial. En ese contexto, una comisión investigadora del Senado brasileño aprobó un lapidario informe sobre la gestión de la pandemia de Bolsonaro, acusándolo, entre otras cosas, de crímenes contra la humanidad.

Si bien, la comisión del Senado no tiene poder para hacer denuncias formales, hizo llegar su informe a la Fiscalía General, que analizaría las imputaciones que el mandatario calificó de «payasadas».

Pero además, se han conocido otros supuestos casos de corrupción como el que involucró al senador e hijo del Presidente, Flavio Bolsonaro, quien se vio enfrentado a una indagación por los delitos de organización criminal, malversación, lavado de dinero y apropiación indebida, pero que  en noviembre de 2021 fue anulada por el tribunal.

Entre los últimos escándalos, se conoció la investigación contra el Presidente Bolsonaro, y su ministro de Educación, Milton Ribeiro, quien también es pastor de una iglesia presbiteriana, por sospechas de tráfico de influencias en favor de pastores evangélicos. Tras conocerse los hechos, Ribeiro renunció a su cargo en marzo pasado.

Cabe recordar que, el ahora exministro había asumido en julio de 2020, reemplazando al economista Carlos Alberto Decotelli, quien estuvo en el cargo solo cinco días y renunció en medio de denuncias de falsedades en su currículum.

Y, entre las últimas novedades, la Policía Federal está acusando al ministro de la Casa Civil, Ciro Nogueira -equivalente al cargo de primer ministro- de haber recibido un soborno de la mayor empresa cárnica del mundo, JBS, y haber incurrido en delitos de corrupción pasiva y blanqueo de capitales, luego de supuestamente utilizar este dinero ilícito para garantizar el apoyo del Partido Progresista (PP) a la reelección de la expresidenta Dilma Rousseff en 2014.

En concreto, JBS habría pagado cerca de US$ 8,5 millones al PP y más de US$ 1 millón en especies a Nogueira, a través de un supermercado. El dueño del supermercado reconoció los hechos.

La investigación involucra al hermano del ministro, Gustavo Nogueira, acusado de blanqueo de capitales, y al exministro de la Secretaría de Comunicación del Gobierno de Rousseff, Edinho Silva por corrupción haber solicitado a la empresa las coimas.

La defensa de Nogueira dijo que el informe de la Policía Federal “es extraño, ya que la conclusión se basa únicamente en denuncias que no son corroboradas por ninguna prueba externa”. Ahora, será el Supremo Tribunal Federal (STF) quien remita el informe a la Fiscalía General de la Nación, quien decidirá si se abre un caso, se cierra o se solicitan nuevas investigaciones.

Así el ambiente político y social radicalizado en Brasil, recientemente, el Relator Especial de la ONU, Clément Nyaletsossi Voule, manifestó su preocupación por posibles actos de violencia durante la campaña para las próximas elecciones presidenciales, por lo cual solicitó garantías. Voule alertó especialmente sobre la violencia contra líderes políticos y sociales y algunos candidatos, especialmente las mujeres y los representantes de comunidades negras y LGTBIQ+.

Foto por La Tercera

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