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En un mundo cada vez más complejo y desafiante, la gobernanza corporativa se transforma en un elemento esencial para la resiliencia empresarial y el éxito a largo plazo. Esto, porque asegura la toma de decisiones informadas y responsables, promociona una cultura ética y transparente, permite prevenir malas prácticas y, por lo tanto, protege los intereses de la compañía e inversionistas, además de garantizar que los riesgos y oportunidades se enfrenten de manera efectiva.

Un buen gobierno corporativo trasciende el ámbito empresarial, generando un impacto positivo en el entorno económico y social. Porque cuando las empresas operan con transparencia, controles adecuados, innovación y gestión responsable, disminuyen riesgos de corrupción que puedan afectar su reputación y sostenibilidad, además de proteger a sus stakeholders (inversionistas, proveedores, trabajadores, clientes), genera confianza, fomenta la competencia justa, aumenta la productividad, entre otras ventajas.

Así lo demostró un análisis de MSCI sobre el desempeño corporativo de empresas de Estados Unidos durante un período de nueve años (entre enero de 2015 y diciembre de 2023). Este, concluyó que, en mercados desarrollados, las empresas con buenas prácticas de gobierno corporativo obtienen mejores resultados financieros, menos fluctuaciones en sus valores, ganancias más estables, y mayor resiliencia ante escenarios adversos o posibles crisis.

Sin embargo, en mercados emergentes, la señal fue menos nítida, lo que refuerza la necesidad de impulsar regulaciones que establezcan estándares mínimos de gobierno corporativo. Esto permitirá fortalecer la competitividad local y nivelar la cancha a nivel global, promoviendo un crecimiento más equitativo y sostenible.

Por lo mismo, es esencial elevar las prácticas de gobernanza para prevenir riesgos, capitalizar oportunidades en un entorno global cada vez más desafiante y ofrecer un sólido marco de protección a los inversionistas.

Les compartimos ocho pasos clave para que las empresas refuercen su gobernanza corporativa:

1. Integrar la gestión de riesgos como ventaja competitiva

Significa identificar y evaluar cómo los riesgos potenciales pueden afectar a los distintos stakeholders, así como a las operaciones y objetivos del negocio, para luego establecer mecanismos proactivos que permitan gestionarlos y mitigarlos de manera efectiva. Esto se traduce en una mayor capacidad de adaptación y respuesta frente a crisis, disrupciones del mercado y cambios regulatorios, fortaleciendo la resiliencia organizacional. Además, mejora la capacidad de la compañía para innovar, aprovechar oportunidades y operar de manera sostenible en entornos inciertos y volátiles.

2. Gobernanza de datos, IA y ciberseguridad

La evolución de las tecnologías emergentes, especialmente de la IA, trae consigo grandes oportunidades, pero también nuevos riesgos que exponen a la empresa a pérdidas financieras, daños reputacionales, exposición de información privada, entre otras consecuencias negativas para el negocio, sus integrantes y clientes. Ante esto, se debe contar con una gobernanza tecnológica efectiva que cuente con políticas claras para la gestión de datos, lo que debe complementarse con lineamientos sólidos en materia de ciberseguridad, que incluyan una matriz de riesgos, protocolos robustos, evaluaciones periódicas, capacitaciones continuas y un plan integral de respuesta ante incidentes. Este ámbito requiere del involucramiento activo de la alta gerencia.

3. El poder de la transparencia y el reporting inteligente

Las empresas deben garantizar la claridad y accesibilidad de toda la información relevante, tanto financiera como no financiera. Esto mejora la calidad de lo que reportan en materia de riesgos, oportunidades y prácticas de sostenibilidad, ofreciendo una visión más completa del desempeño económico, la estrategia y los desafíos de largo plazo de la compañía. A la vez, impulsar la transparencia y la rendición de cuentas fortalece la confianza de los stakeholders, fomenta relaciones más sólidas y promueve la mejora continua.

4. Diversidad como motor de innovación y resiliencia

Cuando los directorios cuentan con una composición más diversa en términos de género, nacionalidades, habilidades y experiencias, se enriquecen las perspectivas y se favorece una toma de decisiones más efectiva. Esta variedad de puntos de vista permite abordar mejor los desafíos y oportunidades del negocio, al mismo tiempo que se promueve una cultura organizacional más dinámica que impacta positivamente en el compromiso y la satisfacción de los empleados.

5. Cultura ética como blindaje reputacional

En un mundo globalizado e interconectado, donde los riesgos pueden propagarse rápidamente, es esencial que las empresas cuenten con programas de compliance efectivos. Estos no solo deben prevenir la corrupción y las malas prácticas, sino también fomentar una cultura de integridad en toda la organización, involucrando a todos, desde la alta dirección hasta los niveles operativos. Esto no solo protegerá a la empresa de delitos corporativos, sino que fortalecerá su gobernanza y la confianza de los stakeholders.

6. Incentivos alineados con propósito y desempeño responsable

Contar con estructuras de compensación efectivas es un pilar esencial del gobierno corporativo, ya que permite atraer y retener talento, al mismo tiempo que orienta el comportamiento dentro de la organización. Cuando los incentivos se alinean con las buenas prácticas, no solo impulsan el logro de resultados, sino que también fomentan que estos se consigan de la manera correcta. Una implementación adecuada de estos planes refuerza la confianza, la transparencia y, en consecuencia, la sostenibilidad y creación de valor a largo plazo. Por ello, las empresas deben adoptar sistemas de compensación integrales, justos y coherentes, que incentiven tanto el desempeño productivo como el comportamiento ético, mediante estructuras competitivas que a la vez garanticen equidad e igualdad salarial en toda la organización.

7. Integrar la sostenibilidad a la estrategia

Integrar la sostenibilidad en el núcleo del negocio y sus operaciones, permitirá alinear los objetivos empresariales con valores y propósitos responsables. Al priorizar la sostenibilidad, las empresas podrán responder a las demandas del entorno con mayor transparencia, ética y responsabilidad. Además, podrán mejorar su reputación de cara a los stakeholders, lo que puede traducirse en el acceso a nuevos mercados y oportunidades de inversión.

8. Accionistas como socios estratégicos

Facilitar la participación activa de los accionistas mediante mejores mecanismos de votación y comunicación, asegura que sus voces sean escuchadas y que sus intereses estén protegidos y alineados con los objetivos a largo plazo de la compañía. Mantener un diálogo abierto y periódico sobre el desempeño de la empresa, las estrategias adoptadas y las decisiones clave, reforzará la confianza y el compromiso, promoviendo una gobernanza más inclusiva y una mayor capacidad para atraer inversionistas.

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Gobiernos corporativos sólidos se traducen en empresas más dinámicas, resilientes y capaces de adaptarse, con mejores resultados financieros y mayores oportunidades de inversión.

El desafío es emparejar la cancha para que todas las empresas -en mercados desarrollados y emergentes- puedan crecer y responder con resiliencia en un entorno globalizado. Ello requiere marcos regulatorios sólidos, pero sobre todo prácticas de gobernanza que aseguren condiciones equitativas de competencia. Así, será posible activar un círculo virtuoso que impulsa el éxito corporativo, fortalece el crecimiento económico y beneficia a toda la sociedad.

 

 

 

 

 

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