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Los últimos días, los hackers Guacamaya demostraron una vez más la vulnerabilidad de América Latina en materia de ciberseguridad, robando y exponiendo públicamente, información relevante de instituciones públicas de países como México, Chile y Colombia.

Ya lo había advertido el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a principios de 2020 que solo 12 de los 33 países de la región tiene estrategias de ciberseguridad. De hecho, entre abril y mayo de 2022, el grupo de hackers rusos, Conti, secuestró las bases de datos de dos ministerios peruanos y cuatro de Costa Rica.

Guacamaya está dando que hablar, no solo por la cantidad de información filtrada, sino por la sensibilidad de esta. Por ejemplo, el 7 agosto pasado, el grupo filtró 5 Terabytes de correos electrónicos de la oficina del Fiscal General de Colombia, quien ha sido vinculada a varios actos de corrupción, así como nexos en el tráfico de drogas y redes paramilitares, persecución política y asesinatos. Además, compartieron un comunicado en el que tildaron a la Fiscalía como una de las organizaciones más corruptas.

En Chile, el pasado 19 de septiembre, lograron penetrar al sistema de seguridad del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas (EMCO), dando a conocer cerca de 400 mil correos electrónicos del organismo, correspondientes a 10 terabytes. El hecho, provocó la renuncia del jefe del Estado Mayor chileno, Guillermo Paiva y significaron una serie de cuestionamientos a la labor EMCO.

Y, según el sitio DdoSecret.com, Guacamaya obtuvo 175 mil correos del Ejército de Perú, además de 10 millones de correos de la Policía Nacional Civil y 250 mil de la Fuerza Armada de El Salvador. En los casos de ambos países, la información aun no ha sido publicada.

México  es la última víctima, luego de que la noche del 29 de septiembre se diera una de las mayores vulneraciones a los sistemas de ciberseguridad del Gobierno mexicano, penetrando los sistemas de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) y acceder a miles de documentos confidenciales, correspondientes a 6 terabytes.

Algunos de los documentos develados, se refieren al estado de salud del Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO); diferencias entre los titulares de las principales corporaciones de seguridad del país, la Sedena y la Secretaría de Marina (Semar); de igual forma, nuevos datos sobre lo que ocurrió en el “Culiacanazo”, el operativo del arresto y posterior liberación de Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín Guzmán, el Chapo, donde se cuentan los detalles de las llamadas registradas.

Pero una de las filtraciones que ha provocado revuelo, es relación al software Pegasus por parte del Ejército mexicano, quién lo compró en 2019 para espiar a activistas y periodistas durante el Gobierno de López Obrador. Hasta ahora, al menos un activista y dos periodistas han encontrado en sus teléfonos evidencia del rastreo que las Fuerzas Armadas hicieron a su información personal.

Guacamaya es un grupo proveniente de Centroamérica defensor de la naturaleza, y que ha declarado la guerra a todos quienes la amenacen en favor de los fines capitalistas impulsados por Estados Unidos en América Latina. En un comunicado, estableció su posicionamiento en contra de las corporaciones militares y de seguridad quienes “eclipsan” las libertades y los derechos humanos. “Es por esto que Guacamaya nos filtramos en sus sistemas y hacemos pública la propia documentación de estos entes del terror”, dijeron.

Según su propio manifiesto, sus ataques van en contra de los Estados colonialistas y el modelo instaurado en los países que colonizaron. Se definen como un grupo en contra del “imperialismo norteamericano”, critican a “Estados Unidos con sus intervenciones militares y políticas, junto con el neocolonialismo de empresas extractivistas, se reparte el territorio de Abya Yala a su antojo”. Además, indica que “nuestra tarea será la defensa del territorio, el agua, los bosques, los mares”, y tienen bien definida la zona en la que piensan incidir con sus hackeos: Abya Yala, la forma en que ellos llaman a la América desde México hasta la Patagonia.

 

 

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