Siempre que me toca mencionar la palabra cohecho frente amigos, familiares o directorios de empresas, me miran con espanto. Se imaginan -algo incrédulos- que es un delito muy alejado de la realidad e incluso de ellos mismos, y que de ocurrir en Chile, sería en otras esferas.
Paradójicamente, en las últimas semanas hemos conocido dos casos controversiales con la palabra “cohecho”, que nos muestran que este delito puede estar más cerca de lo que pensamos. Por un lado, está el caso del expresidente ejecutivo de Codelco, Nelson Pizarro, al quien el CDE lo acusa de ejercer supuestas presiones para que se contratara de manera directa, en la División Salvador de la minera estatal, a la empresa Indak, cuyo dueño es socio del hijo de Pizarro. A la vez, este último, adquirió -un mes después- un terreno en Chicureo por $ 75 millones, precio muy inferior al valor de mercado.
Por otro lado, está el caso que involucra a la empresa Itelecom y a los municipios de Iquique y Chillán (hasta ahora), por presunta corrupción en millonarias licitaciones de cambio de luminarias led en ambas comunas, y en las que han sido involucrados, entre otros, el dueño e integrantes de la empresa, concejales, el administrador municipal de Chillán e incluso, el juez del Juzgado de Policía Local de Pemuco.
Estos casos demuestran lo simple y fácil que es caer en el delito de cohecho. Por un lado, se trató de la adquisición de una casa a un precio ínfimamente menor a su avalúo fiscal y en el otro, se trató de dinero a funcionarios municipales para adjudicarse licitaciones.
La mayoría de las compañías nacen por un buen propósito y no para hacer el mal o cometer delitos, obviamente siempre hay excepciones, como en todos los casos de crimen organizado. Pero volviendo a los casos de cohecho, no creo que ni la empresa del amigo del hijo de Nelson Pizarro ni la de luminarias led, hayan nacido pensando que iban a ganar licitaciones en base a sobornos. Entonces, ¿qué pasa? En el camino a veces asoma la codicia, surgen los incentivos para saltarse procesos y caer en delito, a la vez que autojustifican ciertas acciones.
Por lo mismo, es muy importante que las empresas entiendan su rol fundamental en la prevención de la corrupción a través de la implementación de controles adecuados, especialmente de las políticas y procesos de proveedores y de carácter comerciales, ya que son por lejos las áreas más riesgosas.
De hecho, si las municipalidades tuvieran estrictos protocolos de control, la historia que se estaría contanto sería muy distinta. Sin ir más lejos, la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei, en 2017 dejó sin efecto una licitación de luminarias al tener dudas, pues de las 11 empresas que se presentaron a licitación, 10 habían quedado descalificadas por no cumplir aspecto técnicos, lo que nos hace pensar que las bases fueron hechas a la medida de la empresa. No se puede seguir apelando a la intuición para evitar delitos de corrupción, sino más bien se deben establecer controles fuertes y denunciar hechos poco claros.
Si nos pasamos al lado privado, el compliance no puede quedar como una isla dentro de las organizaciones, cada área debe entender que tiene responsabilidades, solo así se creará una cultura de hacer las cosas bien. Ante esto, el directorio tiene un rol clave en la prevención del delito, enfocándose no solo en medir los resultados, sino en el cómo se llegó a ellos.
A lo anterior, debemos sumar que actualmente vivimos en medio de una pandemia y es justamente en períodos de crisis en que los controles se debilitan, ya que las empresas flexibilizan muchas medidas y acciones ante la incertidumbre. Al mismo tiempo, ante menores flujos y menos clientes, las compañías pueden ofrecer fuertes incentivos a sus ejecutivos para obtener resultados.
Por lo tanto, este es el momento preciso para revisar y evaluar cuán sólidos son los controles que se han implementado al interior de las organizaciones o si estos, eran un mero adorno para cumplir. La corrupción nunca dejará de existir y casos como el del exejecutivo de Codelco o las luminarias led seguirán ocurriendo. Lo importante es que dejemos de ver al cohecho como un delito que “en Chile no pasa” y recordemos que prevenir y/o denunciar a tiempo puede hacer la diferencia.
By Susana Sierra