La tecnología del metaverso ya está revolucionando la forma en que las empresas interactúan con clientes, posibles clientes, proveedores y compañeros de equipo. De hecho, empresas como Microsoft, Google y Amazon ya han construido un mundo virtual para explorar futuras fuentes de ingresos. Según Gartner, casi el 25% de las personas pasarán al menos una hora al día en un metaverso por motivos de trabajo, compras, educación, redes sociales y/o entretenimiento. La presión recae sobre los responsables de ética y compliance para que identifiquen y gestionen los riesgos asociados a cualquier tecnología emergente. Su nueva tarea es garantizar que sus empresas lleven al metaverso el mismo nivel de compromiso y comportamiento ético que adoptan en sus operaciones del «mundo real».

Estos son algunos de los riesgos que los responsables de ccompliance y los líderes corporativos deben tener en cuenta al aventurarse en un entorno de realidad virtual.

  • Falta de normativa: la velocidad del avance tecnológico es tan grande, que las normativas no van a tono a este dinamismo, dejando vacíos importantes de control y prevención. El metaverso carece de jurisdicción, de reglas y de políticas preventivas, de conducta, de control, dejando en manos de los usuarios los límites éticos. Por eso, el compliance es tan importante, ya que se preocupa que ante la falta de regulación, existan políticas y controles de prevención.
  • Sistema vulnerable: el metaverso, como toda nueva tecnología, enfrenta importantes riesgos de ciberseguridad, especialmente considerando el auge y sofisticación de los delitos en línea durante la pandemia, la profesionalización de los cibercriminales, que amenazan a personas y empresas a través de fraudes, hackeos, filtraciones de datos personales, phishing, entre otros.Además, el hecho de que se requieran diversos dispositivos para interactuar en el metaverso -como cascos, gafas de realidad aumentada, controles o guantes-, aumentan  las probabilidades de ser atacados si no se cuenta con una buena política de ciberseguridad.
  • Falta de protección de los datos personales: la mayor vulnerabilidad informática y los aún desconocidos impactos del metaverso, amenazan nuestra información personal, pudiendo quedar a disposición de ciberdelincuentes que podrían hacer uso fraudulento de esta. De hecho, el robo de datos no solo se refiere a nuestro nombre, teléfono o cuenta corriente, sino también a nuestros datos biométricos. E Esto, porque para interactuar en el metaverso requerimos de un avatar, que es la imagen que nos representa en el mundo virtual, además de realizar acciones como compra-venta de activos digitales, para lo cual entregamos una serie de datos biométricos, como la huella digital, escaneo facial o de retina. Se trata de un tema delicado para todas las empresas, pero especialmente para aquellas que deben cumplir requisitos legales y reglamentarios en materia de recogida, almacenamiento y uso de datos sensibles.
  • Conocimiento del comportamiento virtual: las grandes empresas tecnológicas tienen acceso a todo nuestro viaje virtual, incluidas las preferencias personales, preocupaciones, emociones e incluso los lugares que visitamos gracias a sus aplicaciones. Esta información podría hacer a los empleados vulnerables a la manipulación e influir en la toma de decisiones. En el metaverso, también sería posible recopilar información sobre nuestros hábitos a través del avatar, incluyendo con quién interactuamos, cómo lo hacemos, qué compramos, etc. Por ello, las políticas de protección de datos personales y ciberseguridad deben ser ahora una autoexigencia para cada empresa.
  • Suplantación de identidad: el metaverso puede ser el espacio ideal para el uso malicioso de nuestra identidad a través de avatares, los que podrían ser robados por ciberdelincuentes, tanto para cometer delitos, realizar compras en el metaverso, obtener nuestra información e incluso suplantar nuestra identidad. Desgraciadamente, la tecnología de inteligencia artificial ha permitido el desarrollo del deep fake, que es un video, imagen o audio que imita la apariencia y el sonido de una persona, de forma tan perfecta que puede ser indetectable qué es real y qué no.
  • Extorsión: si en el metaverso somos víctimas de un delito como el robo de nuestros datos o de nuestro avatar, es posible que posteriormente seamos extorsionados para recuperar lo perdido. Las empresas deben extremar las precauciones porque toda la información de su negocio puede ser material para la extorsión y el ciberacoso.
  • Exacerbación de comportamientos violentos y polarización social: las redes sociales han sido foco de polarización, dando lugar a posiciones extremas y violentas que afectan a personas, empresas y gobiernos, entre otros. En el metaverso, esto podría repetirse, trasladándose a este espacio físico virtual, comportamientos intimidatorios o violentos como la corrupción, el abuso, el acoso, las amenazas o el bullying. Además, si esto ocurre, tendrá lugar en un entorno difícil de investigar y perseguir. Por otra parte, el metaverso puede ser un lugar propicio para interactuar con desconocidos, lo que siempre supone un riesgo.
  • Comportamientos irresponsables: interactuar en el metaverso puede reforzar los malos comportamientos, protegidos por el anonimato. Cuando se trata de empleados, esto podría fomentar malas prácticas, como hacer tratos en la trastienda y alimentar la corrupción corporativa.

    Las tecnologías del metaverso tienen mucho que ofrecer a las empresas que buscan conquistar el mundo de la Realidad Virtual (RV) para expandir sus operaciones más allá del mundo real. Una vez identificados los riesgos de cumplimiento y puesto en marcha un plan de mitigación, las empresas podrán centrarse en las ventajas y oportunidades que el metaverso puede aportarles, entre otras:

  • Crear un entorno de trabajo más integrador, en el que se fomente la colaboración.
  • Posibilitar nuevas formas de trabajar y aprender.
  • Permitir una interacción rápida e inmediata.
  • Conectando con los clientes a un nivel superior.
  • Transformar las operaciones y las cadenas de suministro.
  • Creación de valor social.
  • Explorar diferentes mundos de RV e interactuar con otros usuarios en ellos.
  • Mejorar la comunicación y la interacción entre las personas.
  • Permitiendo acelerar la digitalización de diversas industrias.
  • Proporcionando experiencias sensoriales a través de gafas y cascos de RV para explorar el metaverso, viviendo experiencias que pueden ser difíciles de vivir en el mundo real, como ver un eclipse, subir a una nave espacial, etc.
  • Consolidar las relaciones entre marcas y usuarios.

Este es un momento crucial para que los responsables de cumplimiento se sienten a la mesa con los líderes de la empresa y el departamento técnico para garantizar que cualquier experiencia de realidad virtual se desarrolle teniendo en cuenta el cumplimiento. Cualquier interacción en el metaverso debe estar sujeta al mismo nivel de compromiso con el cumplimiento que en el mundo real. De lo contrario, las empresas corren el riesgo de convertirse en el ejemplo de mal comportamiento y malas prácticas en su mundo virtual, empañando una reputación empresarial que ha costado años y décadas construir.

Es importante recordar que el metaverso está compuesto en última instancia por personas del “mundo real”. Llevando el mismo nivel de comportamiento ético del “mundo real” al metaverso se pueden evitar las consecuencias reales de un mal comportamiento metaverso.

 

Por Susana Sierra
Publicada en Corporate Counsel

Producido por Webit Studios