Si, cuando reíamos que la corrupción se alejaba de nuestro país el Ministerio Público vuelve a traernos novedades: se trata de un aso de corrupción con todas sus letras y en diversos ámbitos. El título habla por si solo: el caso tragamonedas que involucra directamente las máquinas instaladas en distintas partes de Santiago, el gremio que agrupa estos juegos y a exautoridades.

La noticia nos sorprendió cuando se conocieron los allanamientos a las dependencias del exsuperintendente de Casinos y Juegos y del exalcalde de Santiago, Pablo Zalaquett, quien habría sido asesor y lobbista de la Asociación Gremial de Operaciones, Fabricantes e Importadores de Juegos Electrónicos Recreativos de Premio Programado (Fiden), para que pese a las intenciones de legislar, los parlamentarios no presentaran mociones para discutir si las máquinas tragamonedas son juegos de azar o destreza. Lo anterior se suma a que en su periodo edicilio, Zalaquett habría perseguido este tipo de juegos para luego convertirse en consultor.

El excandidato presidencial Manuel José Ossandón reconoció que fue contactado por la Fiden para financiar su campaña y el exparlamantario aseguró que rechazó tajantemente la oferta. La pregunta es ¿Cuántos senadores y diputados o los mismos alcaldes recibieron este tipo de propuestas y dijeron que si? Evidentemente estaríamos hablando de cohecho.

De hecho, según la última encuesta de percepción de la corrupción de Libertad y Desarrollo, las municipalidades lideraron el ranking como uno de los organismos más corruptos con un 6.5 y el 40% de lo encuestados cree que el nivel de percepción de corrupción es mayor o mucho mayor en relación con 2017 y el 48% estima que es igual.

Más allá del sector público y privado que estarían involucrados en el caso, acá hay un grupo que paga las consecuencias y que está contribuyendo a que las tasas de corrupción suban en el país: la ciudadanía. El señor del almacén que acepta la instalación de una máquina tragamonedas para tener más flujo de compradores y está abriendo la puerta a la ilegalidad tal vez sin darse cuenta; la señor que a diario juega en estas maquinas, que probablemente convirtió ese tipo de prácticas en costumbre y no puede dejarlo pese a que pueda necesitar ese dinero para otros fines. Por eso es importantísimo crear conciencia y asumir que todos los ciudadanos tenemos un rol para combatir la corrupción, no pasa solo por tema de empresarios y autoridades.

Esta podría ser la punta del iceberg. Desconocemos si se trata de algo mayor que incluso podría tener dineros que provienen del narcotráfico. Sólo esperamos que el Ministerio Público haga su trabajo, que los culpables respondan a la justicia y que todos pensemos en reivindicar aquellos actos de la vida cotidiana que sin querer nos puede llevar  prácticas deshonestas.

Por Susana Sierra

Fuente: Revista Capital

 

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